viernes, 15 de febrero de 2008

Unidos en un mismo ideal

Después de arduos días de trabajo, puedo sentarme frente al ordenador...
Hemos sido testigos por años de cómo va transformándose la educación, la hemos visto como alumnos, como estudiantes esperanzados en cambiar la historia, como profesionales que nos vemos a nosotros mismos y a nuestros colegas, en fin, el resultado es que a pesar de ver luces pequeñísimas provenientes de corazones esperanzados en cambiar la sociedad... los resultados son "de miedo".
Sabemos que la educación es la base fundamental de una sociedad que quiere avanzar, esto es muy importante, pero obviamente no podemos quedarnos con los brazos cruzados y ponernos la la mano en el pecho diciendo que la educación está mal; es hora del cambio! La pregunta es ¿desde dónde? La respuesta parece sencilla, muchos dirán que se debe reeducar a los alumnos, otros, que se deben cambiar a los docentes; otros, echan la culpa del problema al Estado, a la administración, misnisterios, directores...etc. Todos y ninguno podrían tener razón, pues como en todo, existen puntos de vista diferentes y está en nuestro espíritu creativo la facultad de mirar desde diversos puntos de vista para acabar con este problema que a la larga se volverá en una enfermedad crónica que nos lleve a "la muerte de la Academia" y con ella el duelo por aquello que no hicimos a tiempo.
Hoy, amigos docentes, alcemos la mirada y veamos que esas luces casi apagadas o casi encendidas están ahí para guiar el camino, entre todas podrán encender una antorcha que nos lleve a conseguir resultados óptimos.
No esperemos que cambie la Administración... empecemos nosotros, nos esperemos que los profesores de universidad lo den todo procesado, no esperemos que nuestros hijos esperen siempre el pan nuestro. Hoy es tiempo de enseñarnos y enseñar que todo cuanto es posible depende de nosotros y de la confianza que pongamos en nuestros actos.
El docente debe formar no solo informar, debe querer ser maestro no solo un trabajador que cobra por sus horas de trabajo. Finalmente solo puedo decir que el docente que llegue a ser MAESTRO habrá sembrado en el corazón de cada uno de sus estudiantes un espíritu creativo dispuesto a darlo todo de sí para encontrar soluciones a los obstáculos, y hacer de su sociedad un ambiente en donde se desarrolle integralmente sin buscar culpables de sus caídas ni tesoros en manos ajenas.
EL cambio es posible, depende de nosotros transmitir que todos podemos lograrlo.
¡Adelante!

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