jueves, 11 de septiembre de 2008

Violencia

Rara vez nos preguntamos qué ocasiona el problema de aprendizaje en los niños, y si lo hacemos seguramente decimos: "el pobrecito no puede aprender", "en casa no le enseñan", "no le da para más", entre otras expresiones frecuentes entre los padres y maestros.

Quizás si nos ponemos a mirar con detenimiento nos daremos cuenta que muchas ves el problema lo originamos los adultos.


Les recomiendo leer el siguiente blog para luego comentarlo en clase:



De sus apreciaciones haremos de este espacio un lugar para acercarnos más a nuestros niños.

Si bien es cierto, no podemos intervenir porque no somos psicólogos o psicopedagogos, podemos ayudar en la prevención de los trastornos que tanto aquejan a nuestros pequeños alumnos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La violencia en los niños cada vez es mayor y generalmente lo muestran en las escuelas, tiene comportamientos que afectan su aprendizaje, usan juegos violentos y trae consigo conductas indeseables. Es, por ello, que en las escuelas se debe tomar mucha importancia a cualquier indicio violento que muestren por más pequeño que sea y peor aún si esto es continuo. Creo que este es el gran reto del maestro, no es sólo brindar conocimientos sino cuidar y velar por su identidad y hacerlos sentir que son importantes y capaces desarrollando así en ellos una personalidad sólida.

Anónimo dijo...

La violencia en los niños es muy frecuente y ellos generalmente lo manifiestan en las escuelas, ya sea jugando o con palabras hirientes, pues esto es una manera de desquitarse de los maltratos que recibe.
Las estadísticas muestran que los maltratos son cada vez mayores y se ha convertido en un problema social, por ello, se necesita el apoyo de todos las instancias y sobretodo de la reflexión por parte de cada uno de nosotros.
La función del maestro no es solo transmitir conocimientos, sino que debe velar por la integridad del alumno, es decir, respetar y hacer respetar su identidad formando así una personalidad sólida.
También es importante el lenguaje con el cual nos dirigimos al niño, si bien es cierto esto no es un maltrato físico, no deja de ser un daño psicológico con el cual se queda toda su vida.

Guisella Neyra Poccorpachi.